diciembre 15, 2010

Shambala: el reggae más allá de la espiritualidad

La banda del oeste del Gran Buenos Aires no se queda anclada en su rincón mítico. Desde hace una década que crece y lleva su mensaje por todo el país, sin darle tanta relevancia al centralismo porteño. En ese camino, no se limitan a responder a un género particular, sus influencias “son muy variadas”: juegan con un gran abanico de estilos que se puede vislumbrar en cualquiera de los tres discos “oficiales”, Reggae Vibes (2001), Grado Latinoamérica (2005) y Rompiendo Barreras (2009). Ahora, se encuentran editando su último trabajo, 10 años, con su sello de creación independiente, Yatay Discos.

Buenos Aires, diciembre 15 (Agencia NAN-2010).- Una banda del conurbano bonaerense que se caracteriza por la autogestión, que logra fusionar correctamente reggae, cumbia, cuarteto y hip-hop en sus creaciones y que también ha grabado un cancionero popular en registro folklórico cumplió una década de vida. Tanta variedad hace referencia a Shambala que defiende la mixtura y, junto a otros artistas, creó el sello independiente Yatay Discos, con el se encuentra editando su próximo trabajo: 10 años. Igualmente, este grupo de jóvenes artistas no se queda sólo en la conjunción de ritmos y apuesta además por la amplitud en materia de territorios visitados. Es que, fuera de su Buenos Aires natal, repartieron su mensaje por Córdoba, Santiago del Estero, Tucumán y Mar del Plata. “Hace 10 años era muy radical la diferencia entre Capital y el Interior. Hoy, hay más plazas para tocar allá. Nosotros íbamos tanto para un lado como para el otro porque nunca le dimos relevancia a hacernos fuertes en la Ciudad de Buenos Aires. Nos motivaba más recorrer las provincias”, remarca Juan Graña, voz y guitarra de Shambala, en una charla con Agencia NAN.

El grupo de músicos no se limita a responder a un género en particular y entiende que “las influencias son muy variadas”, entonces juega con un gran abanico de estilos, a pesar de que, claro está, elijen “al reggae como un modo de expresión”. Si bien actualmente las expresiones vernáculas del ritmo jamaiquino lograron crearse un espacio en la escena musical, cuando Shambala empezó eso no pasaba, o sucedía incipientemente. “Arrancamos hace 10 años, veníamos de tocar en otras bandas, y de una época en que las características para grabar eran muy distintas”, recuerda el vocalista, en referencia a los primeros años del siglo, cuando los artistas del Conurbano que querían inmortalizar su obra tenían sólo dos opciones: acudir a un costoso estudio profesional o apelar a grabaciones “caseras” con grabadores de dos canales.

Luego, el uso de la computadora aportó un nuevo nivel de calidad y entonces entre algunas bandas musicales emergentes de la zona oeste se animaron a armar una nueva forma de producción (PC mediante) de forma autogestionada. Así surgió Yatay Discos que posibilitó que las bandas que lo conformaron, tuvieran la posibilidad de modificar y moldear a sus sonidos registrados en los estudios. Será por esta historia que atravesó a Shambala desde sus inicios, o por una búsqueda exploratoria semi-oficial, que la banda registró además de sus tres LP de estudio, algunos trabajos “caseros”.

En la última década la banda originaria de Morón debutó con una placa “experimental” como Reggae Vibes (2001), y editó oficialmente también Grado Latinoamérica (2005) y Rompiendo Barreras (2009). Pero además, dentro de las iniciativas “piratas” de Yatay, difundió a las “grabaciones amateurs” de Bonita Remix (2002), Reggae Vibo (2003), Ancha Añanchayqui (2004) y Cancionero Popular (2007). “En un disco oficial se usan muchos recursos económicos y empezamos a jugar con eso. Las cosas más estructuradas las grabamos en un estudio, pero cuando quisimos hacer un cancionero popular al ritmo de Shambala, lo hicimos en casa para mantener nuestro ritmo de producción”, comenta Graña.

La banda tenía la idea de producir un álbum de versiones, pero se encontraron con que el abanico de autores y ritmos era muy amplio para ellos. Graña graficó la experiencia: “En lo cotidiano nos juntamos a tocar con guitarras y charangos y por ahí nos ponemos a hacer un tema de Bob Marley, seguimos con uno de Jacinto Piedra y cerramos con uno de Divididos. Entonces, nos pareció muy vasto hacer un disco de versiones completo. Entonces nos quedamos con la música popular que es donde más se notaba el cambio de producción musical y se iban a notar más las reversiones”.

Aunque no lo trasladan a los recitales en vivo, los integrantes de la banda se animaron a versionar en Cancionero Popular temas de Atahualpa Yupanqui; del cantante panameño Rubén Blades –-autor de letras como “Desapariciones” y “Tiburón”--; del cantautor español Joan Manuel Serrat; y de Carlos Gardel y Alfredo Le Pera.

A diez años de haber empezado, el referente de Shambala recordó la formación original que grabó Reggae Vives, la primera placa, a la que rememora como un disco “con mucho de experimental”. Luego, como el sonido del material registrado y el de los shows en vivo era diferente, comenzaron a difundir el CD “pirata” Bonita Remix. Luego llegaría Ancha Añanchayqui (“muchas gracias”, en quechua), un “compilado de rarezas”, según define el propio Graña. Y una selección de temas que habían quedado fuera de placas anteriores y presentaciones en vivo resultaría el antecesor de Grado Latinoamérica (2005).

Con varias obras sobre sus hombros, el cantante de Shambala reflexionó sobre la actualidad de la música popular y se mostró en contra del estereotipo del rockero rudo, gritón y farandulero. “No compartimos la idea del rock de llamar la atención escandalosamente y tampoco nos gusta la pelea por ser el número uno. Respetamos a la música toda por igual, aunque alguna nos guste más que otra”, definió. Y continuó: “Queremos un cambio de premisas en el rock, como la posibilidad de tocarlo con guitarras limpias. Nosotros usamos mucho el reggae y desde ahí nos abrimos, porque creemos que la música popular no responde a géneros”.

La banda también participa de movidas solidarias, aunque aclara que lo hace “lejos de la beneficencia”. Por eso, privilegian estar cerca de quienes se acercan a sus recitales y apoyan iniciativas solidarias donde los invitan a participar. Durante el verano de 2011 planean tocar en la Costa Atlántica y visitar Brasil con el propósito de “activar contactos” para difundir el mensaje de Shambala. ¿La forma? Ir con guitarras y discos en mano a radios de diferentes pueblos y ver si aparece la posibilidad de tocar.

Como símbolo de festejo, la banda --que se completa con Pablo Paz (en guitarra y voz), Analía Arce (coros), Leonardo Fabrizio (teclados), Leonardo Labra (bajo) y Mariano Santanatoglia (batería)-- está preparando el próximo disco (casero) que festeja la primera década de Shambala y se intitulará, justamente, 10 Años. Quizá llegue –-según adelantan-- antes de Navidad.