marzo 24, 2014

INFORME: Ex Esma, la noche más larga

A 38 años del golpe militar, el predio de la Ex ESMA -donde unas 5.000 personas fueron torturadas y desaparecidas, entre 1976 y 1983- se propone como un ámbito de homenaje a las víctimas y de condena a los crímenes de lesa humanidad.
En la actualidad, se realizan visitas guiadas y actividades culturales; y hasta se instaló un canal de televisión que depende del Ministerio de Educación.

El 24 de marzo se cumple el trigésimo octavo aniversario del golpe de Estado que implantó en el país el “terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina”, según definiera el periodista Rodolfo Walsh. A partir de esa fecha, en la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) funcionó paralelamente uno de los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio más emblemáticos de la última dictadura. Allí llegó a establecerse una sala clandestina de maternidad, donde nacieron al menos 34 bebés de detenidas-desaparecidas, que fueron posteriormente apropiados.
Ubicado sobre la Avenida del Libertador, en plena zona norte de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, fue uno de los mayores Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio del país que funcionó entre 1976 y 1983. Se estima que allí fueron detenidas, torturadas y desaparecidas unas 5.000 personas.
El predio fue recuperado en 2004. A partir de allí, su administración dependió de los gobiernos nacional y porteño; y de organismos de derechos humanos. Sin embargo, el mes pasado, ambos gobiernos firmaron un convenio que transferirá el control del predio a la Nación por 30 años.
En la actualidad, el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA) se propone como un ámbito de homenaje a las víctimas y de condena a los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el terrorismo de Estado.
Allí se realizan visitas guiadas, exposiciones culturales y artísticas; se llevan a cabo actividades para preservar la Memoria; y se asentó el canal televisivo Encuentro, dependiente del Ministerio de Educación de la Nación.


Los orígenes de la ESMA

El predio donde funcionaba la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), fue cedido por el Concejo Deliberante porteño al Ministerio de Marina por un decreto de 1924, para que fuera utilizado como centro de instrucción militar. El texto establecía que ante cualquier cambio en el destino de las instalaciones el predio debería regresar al poder de la Ciudad.
La ESMA fue fundada ese mismo año, durante la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear. El terreno fue ocupado con varios edificios: la Escuela de Mecánica, la Escuela de Guerra Naval y el Casino de Oficiales. Allí los estudiantes ingresaban a carreras como Electrónica, Aeronáutica, Mecánica Naval, Operación Técnica de Radio, Meteorología y Oceanografía, entre otras. Los alumnos se recibían de técnicos, con opción a seguir luego la carrera militar o ejercer su profesión en cualquier otro ámbito.
A partir del golpe de Estado de 1976, en la sede educativa funcionó paralelamente uno de los centros clandestinos de detención, tortura y exterminio más emblemáticos de la última dictadura.


El Plan Sistemático de represión ilegal

A partir del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976, se instauró en el país una dictadura que posibilitó la imposición de un modelo de país autoritario, económicamente regresivo y socialmente injusto requerido por los centros de poder internacional y los grupos económicos concentrados.
En un contexto de fuerte movilización social que caracterizó los inicios de la década de 1970, las Fuerzas Armadas comenzaron a desarrollar operativos ilegales, avanzando sin pausa hacia la usurpación del poder estatal.
Más de 1.500 víctimas -muchas de ellas desaparecidas- fueron el resultado de los asesinatos y secuestros efectuados por la Triple A y otras bandas organizadas, armadas y financiadas desde sectores gubernamentales. Así, se allanó el camino para el golpe de Estado que derrocó un gobierno constitucional, con la eliminación de todo vestigio democrático.
Tras el golpe de 1976, la dictadura institucionalizó y potenció el modo represivo previamente ensayado: la metodología de secuestro, tortura y desaparición; y la instauración de los centros clandestinos de detención como dispositivos de exterminio de los prisioneros y de diseminación del miedo hacia la sociedad. En esa red de más de 500 centros desplegada a lo largo del país, la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA) constituyó un engranaje emblemático.
  

El centro clandestino de Detención, Tortura y Exterminio

La ESMA funcionó en un complejo edilicio originariamente destinado al alojamiento e instrucción de los suboficiales de la Marina.
Desde el edificio del Casino de Oficiales y con el sostén y la cobertura del resto de las instalaciones, el Grupo de Tareas 3.3.2 (GT3.3.2), creado en 1976 por el entonces almirante Emilio Massera, ejecutó una acción terrorista que cumplió un rol determinante en la desarticulación de organizaciones populares y la captura y desaparición forzada de alrededor de 5.000 personas.
Una de las particularidades de este centro fue el funcionamiento de una sala clandestina de maternidad, donde nacieron al menos 34 bebés de detenidas-desaparecidas, que fueron posteriormente apropiados.


La recuperación

La recuperación del predio que ocupaba la ESMA fue asumida como política de Estado a partir de 2003, en el marco de la lucha de los organismos de derechos humanos de la Argentina por la Memoria, la Verdad y la Justicia. El 24 de marzo de 2004, al cumplirse el vigésimo octavo aniversario del golpe, el Gobierno Nacional anunció la creación del Espacio Memoria y DDHH (ex ESMA).
En aquella oportunidad, ante miles de manifestantes de derechos humanos, Madres y Abuelas de Plaza de Mayo que erigían la consigna “Nunca Más”, Néstor Kirchner manifestó: “Como Presidente de la Nación Argentina vengo a pedir perdón de parte del Estado nacional por la vergüenza de haber callado durante 20 años de democracia por tantas atrocidades”.
Y definió: “Hablemos claro: no es rencor ni odio lo que nos guía y me guía, es justicia y lucha contra la impunidad. A los que hicieron este hecho tenebroso y macabro de tantos campos de concentración, como fue la ESMA, tienen un solo nombre: son asesinos repudiados por el pueblo argentino”.
Luego de efectivizada la desocupación por parte de las Fuerzas Armadas, el 20 de noviembre de 2007, el predio de la ex ESMA quedó bajo la administración de organismos de derechos humanos, del Gobierno nacional y del porteño.
No obstante, a mediados de febrero el jefe de Gabinete, Jorge Capitanich, confirmó la firma de un convenio con el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, por el cual se decidió ceder por 30 años al Estado nacional la administración de la ex ESMA y de todos los ex centros clandestinos de detención y tortura ubicados en la Capital Federal.
“Se transfiere el usufructo por 30 años al Gobierno nacional para que pueda hacer una reinversión, llevar políticas más intensas y profundizar las políticas de Derechos Humanos”, informó el funcionario.

El Espacio hoy

En la actualidad, el Espacio Memoria y Derechos Humanos (ex ESMA) se propone como un ámbito de homenaje a las víctimas y de condena a los crímenes de lesa humanidad cometidos durante el terrorismo de Estado.
Se plantea, además, como un ámbito de referencia nacional e internacional de políticas públicas de memoria, de promoción de valores democráticos y de defensa de los derechos humanos.
Es un lugar de intercambio cultural y de debate social sobre el terrorismo de Estado y la experiencia genocida; un espacio de reflexión sobre el pasado reciente.
Las visitas guiadas al predio, los congresos, los programas educativos, las actividades culturales y la producción de contenidos son algunas de las herramientas que utiliza para cumplir con ese objetivo.


Caminando la Memoria

Durante la última dictadura cívico militar el predio que ocupara la Escuela de Mecánica de la Armada estuvo al servicio de la actividad represiva, constituyendo uno de los Centros Clandestinos de Detención, Tortura y Exterminio más emblemáticos del país.
La base operativa de la represión se ubicó en uno de sus edificios: el Casino de Oficiales, complejo habitacional y comedor de las altas jerarquías de la Marina. La Armada eligió este lugar para concentrar, torturar y exterminar a alrededor de 5.000 hombres y mujeres, la gran mayoría de los cuales permanecen desaparecidos. En 2008, el ex Casino de Oficiales fue declarado Monumento Histórico Nacional y constituye un testimonio material de los crímenes que allí se cometieron y que aún son investigados por la Justicia.
En el Sitio Histórico se realizan visitas guiadas, de carácter gratuito y con una duración aproximada de tres horas. Los recorridos se realizan de martes a sábados y los turnos pueden ser reservados vía correo electrónico (visitasguiadas@espaciomemoria.ar). Desde la apertura del Espacio Memoria y Derechos Humanos, más de 120 mil personas han participado de las visitas.

En ellas se relata cómo fue el funcionamiento del Centro Clandestino de Detención, Tortura y Exterminio en el marco del sistema represivo y el contexto político, social, cultural y económico, buscando la participación, el debate y la reflexión de los visitantes. 


LA RECORRIDA MÁS ESTREMECEDORA
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Durante los recorridos se pueden visitar todos los edificios que componen al predio de la Ex ESMA. El más emblemático –cuya fachada se presenta como Escuela de Mecánica de la Armada y se observa desde la Avenida del Libertador- contiene oficinas administrativas y un enorme gimnasio. En el exterior, al traspasar una de las torres de vigilancia, se accede a un camino que en los años del terror estaba cercado por una pesada cadena (cuyas marcas se conservan hoy en el pavimento) el cual es recordado por sobrevivientes, ya que sentían un pequeño salto al traspasar esta barrera.
Continuando por el sendero se accede al ex Casino de Oficiales. Mientras en la planta baja, se encontraba el alojamiento oficial del Director, dos pisos más arriba se depositaban seres humanos sujetos a torturas, y condiciones inhumanas de detención.
En los pisos superiores se encuentran los sectores denominados “Capucha”, “Capuchita” y “Pañol”; donde permanecían los detenidos, y donde eran acopiadas sus pertenencias tras ser sustraídas por los oficiales.
En la planta baja también se encuentra “El Dorado”, salón de dimensiones inmensas donde se encontraba las dependencias del Servicio de Inteligencia.
Por el fondo del Casino de Oficiales se accede al playón de estacionamiento, donde hacían descender a los detenidos-desaparecidos. A un lado, se encontraba el alojamiento de los oficiales –denominado “Los Jorge”, ya que los primeros ocupantes se llamaban Jorge de primer nombre-.
Una vez que los detenidos eran descendidos de los vehículos se los ingresaba en el sótano, donde también funcionaban piezas de tortura, una enfermería, el dormitorio de los guardias, un laboratorio fotográfico –utilizado para la falsificación de documentos-, los baños y una habitación denominada “La huevera”, dado que sus paredes estaban recubiertas con cajas de huevos para aislar el sonido y evitar que se escucharan los gritos de los torturados.
Los miembros de la Marina, ante la primera visita de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, en 1979, intentaron borrar sus huellas delictivas. Por eso, cambiaron algunos aspectos del Casino de Oficiales. Las modificaciones incluyeron el cerramiento de galerías que accedían al estacionamiento, la clausura de escaleras (literalmente tapadas) y de un ascensor que comunicaba con el sótano, entre otras.
*Publicado en la edición # 184 de Revista Metro (Marzo de 2014)