abril 24, 2009

Unos mates con No Te Va Gustar en Cuba.-

A comienzos de mes, el ocasional cronista de Agencia NAN recorrió un teatro, un bar y el campus universitario de Holguín para disfrutar de los recitales de la banda uruguaya en la tierra de la revolución. Como si una banda uruguaya con cantante argentino tocando en Cuba fuera poco lío, las coreografías de los caribeños –ajenos a la cultura del pogo y los cantitos-- se cruzaron con el agite sudamericano y los mates se mezclaron con ron. Allí, NTVG volvió a sentirse en el anonimato, pero ofreció una fiesta que fue botón de muestra de sus recitales en el Luna Park para este fin de semana. Además, hubo tiempo para confesiones de Emiliano Brancciari, vocalista y guitarrista: "Ahora sí voy a tocar en el medio del escenario".




Por Pablo Riha (desde La Habana)
Fotografías de Agencia NAN

La Habana, Cuba, abril 23 (Agencia NAN-2009).‑ “¡Baje los pies de la silla y siéntese bien, por favor!”, trona una voz de mujer con tonada caribeña. “Sí, disculpe”, se acomoda en su asiento Emiliano Brancciari, guitarra y voz de No Te Va Gustar, tan sorprendido como avergonzado. En ese momento, la acomodadora del teatro en el que la banda uruguaya se presentó por primera vez en Cuba le explica que el lugar se encuentra “así de bien” gracias al “esfuerzo de sus trabajadores, que lo refaccionaron y mantienen”. Es que realmente la sala del Ismaelillo, ubicado en Holguín, una provincia a 750 kilómetros de La Habana, recibe a sólo 200 personas, pero con comodidades realmente inmejorables.

Así comienza la primera gira por la isla que realiza el conjunto uruguayo: “Vamos a ver cómo nos recibe acá el público”, se ataja Emiliano dos horas antes de su primer recital. Sabe que en Cuba no se editaron discos de la banda, ni se escucha ningún tema en las radios y que, directamente, la movida del rock es casi inexistente. En la tierra donde mandan el son y el reggaetón no conocen mucho sobre esa cultura del rock al estilo rioplatense, de pogos y cantitos. Los de NTVG parecen estar contentos con el regreso al anonimato aunque sea por unos días: “Es como volver unos años atrás... pero en Cuba...”, se ríe el cantante.

Para NTVG el anonimato dejó de ser algo corriente hace rato. Por lo menos desde que llenaron dos veces el Velódromo --32 mil personas en dos jornadas--de Montevideo en 2006 o que llegaron a Obras en 2007 y al Luna Park en 2008, con un show que ahora repetirán pero multiplicado por tres: este viernes 24, sábado 25 y domingo 26 de abril, aunque la tercera jornada aún no está confirmada.

Las 26 canciones que NTVG tocó en el Ismaelillo fueron apenas interrumpidas para explicar alguna cosa sobre los temas o para agradecerle al público que aplaudía siguiendo una suerte de coreografía que parecía ensayada. La promesa de un recital largo se cumple, como así también una de las cosas que Emiliano le adelantó a Agencia NAN entre mates: dejó de tocar a la izquierda del público. ¿El motivo? En los shows en Argentina se añadirá otro guitarrista a la banda y, entonces sí, para balancear el ojo del público, pasará al centro.

“El oficial” sacudió a los presentes, no sólo por lo directo de la letra sino porque la modorra se había hecho presente tras el prolongado intervalo que hubo entre el final del show de las bandas locales Memphisto y Tierra Firme, y el plato fuerte de la noche. “Buenas noches Holguín”, saludaba Emiliano antes de seguir con “Más mejor” y su por lo menos polémica letra dedicada a la Iglesia. “Vivir muriendo”, de Todo es tan inflamable, penúltimo disco de la banda; y “El camino”, el primer corte de difusión de su trabajo más reciente, se suceden.

“Clara”, “Verte reír”, “Plaga” y la introducción de “Retirada” (de Jaime Roos) emocionaron a más de uno de los presentes al ser fundidos todos en un sólo bloque musical, sin cortes. Un grupo de sudamericanos, compuesto por dos viajantes argentinos que arrimaron un trapo para la banda y casi una decena de estudiantes argentos, uruguayos y paraguayos, hicieron que por un ratito un teatro de la zona oriental de Cuba se confundiera con algún teatro del Oeste del Gran Buenos Aires.

“Si quieren pueden venir para adelante”, invitó Emiliano antes de tocar “Más feliz” al ver que la parte del público oriunda del sur del continente saltaba en un pasillo y no había dejado de corear los temas. Cerca de 30 estudiantes cubanos de una escuela de expresión corporal se acercaron también al borde del escenario. Los músicos se sonreían entre ellos: los estudiantes de arte habían organizado una coreografía en pocos segundos y seguían el ritmo de la música. Uno de los latinos del sur abrazó a dos locales justo antes de que comience “Tenés que saltar”. El pogo le estaba ganando por unos minuticos al perreo. Para que el sentido de la orientación terminara de perderse, en vez de un vaso de ron, uno de los charrúas le alcanzó un mate (amargo, claro) al vocalista.

Si al final de la fiesta le faltaba color se lo terminaron de aportar las luces giratorias que disparaban rojo, azul y verde, como en un show reggatonero. La euforia, sin embargo, terminó de estallar cuando el cantante pregó por una “América Unida” y se llevó una de las ovaciones más grandes de la noche, antes de hacer “No hay dolor”, una canción “optimista”, según bromeó.

El cierre fue de la mano de “Al vacío”, “Fuera de control” y “No era cierto”. El público entero terminó coreando: “Una más, una más...”. No hubo, pero fue una fiesta que no terminó sino hasta el día siguiente, cuando la banda se volvió a presentar. Esta vez en uno de los patios del complejo universitario de la ciudad, aunque ya no como parte de la iniciativa de la Casa Iberoamericana, que desde hace dos años invita a una banda rioplatense con el objetivo de “compartir la cultura”. Antes de los uruguayos ya habían visitado la tierra de la revolución los integrantes de Carajo y La Mancha de Rolando.

“No sabíamos con qué nos íbamos a encontrar. Por suerte les gustó”, dice y se sonríe Emiliano, que sabe que en poco más estará saludando en el Luna Park, otra vez. Volviendo a la realidad de que no van a tocar siempre ante 200 personas, vuelve a pensar en la masividad y se refiere a los toques que se vienen en Capital Federal: “Está bueno lo del público argentino, lo que trasmiten todo el tiempo y eso te llega al escenario. Es un público muy futbolero”.

Se aproxima el ocaso del 2 de abril en Holguín, ya pasaron los 10 temas tocados para un centenar de estudiantes de toda Latinoamérica y los músicos se apuran a subir los instrumentos al micro. Se dirigirán hacia La Habana, donde tienen programados dos recitales más antes de continuar la gira que prevé quince días en Europa antes de arribar a Argentina.

El agite rioplatense y el ritmo cubano se llevaron bien. Y los de NTVG lograron escaparse hacia el anonimato, por lo menos en parte, y aprovecharon para conocer el pueblo del “Che”, Camilo y Fidel con la consigna “Por una América unida”.


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