septiembre 04, 2010

Aprenden seducción y baile para mantener el erotismo

Los cursos están en alza entre mujeres de todas las edades. Buscan no caer en la monotonía para mejorar y enriquecer la vida sexual. Aseguran que sirven para elevar la confianza.

Sin lugar a dudas, la sexualidad todavía es uno de los tabúes más notorios en la sociedad. Contra esa postura, hace algunos años comenzaron a aparecer las primeras “escuelas de sexo” en la Ciudad de Buenos Aires. En estos espacios, adultos de todas las edades se atreven a desafiar la vergüenza y el prejuicio en lecciones de seducción, baile en el caño, streaptease y distintas técnicas para practicar sexo oral. Según las docentes, los inscriptos aumentan año a año.

Tal como detallaron los especialistas, las prácticas tienden a desarrollar el erotismo y las fantasías de los concurrentes, que cada vez son más. “Aumentó la necesidad de mejorar y enriquecer la vida sexual. Van cayendo los prejuicios, los tabúes y las parejas experimentan la necesidad de ser más creativos e incorporar nuevos elementos a su vida. En el caso de los matrimonios de años, es una forma de no caer en la monotonía”, explicó a este medio Celine Stajcer, relacionista pública especializada en el estudio de los vínculos eróticos y fundadora de la escuela de seducción y erotismo Tentarte.

Y si de seducción se trata, Stajcer afirma que el aprendizaje en este rubro también incentiva la confianza de las personas en sí mismas e incrementa el autoestima. “Todas las mujeres tenemos la capacidad de seducir aceptando nuestro cuerpo y sacando la mejor versión de nosotras”, expuso.

La consigna de esta cursada exclusiva para mujeres, es “no compararse” con las compañeras y siempre “atreverse a más”. “¿Acaso hay algo más sensual y erótico que una mujer segura de sí misma?”, preguntó retóricamente la instructora, y se respondió: “La seducción está compuesta por un 70 % de actitud y un 30 % de belleza”.

Sus talleres son teóricos y ponen el acento en cómo descifrar el lenguaje corporal masculino y las “señales de intención” al momento del coqueteo. “Aprendemos a comportarnos en cada situación y las diferencias entre hombres y mujeres”, agregó la referente de Tentarte, quien subrayó que los cursos ayudan a “enriquecer la relación” de la pareja. Para evitar lecturas machistas, Stajcer advierte: “No nos transformamos en objetos, sino en mujeres absolutamente seguras, que se animan a jugar con su propia erótica que saben disfrutar”.

Por su parte, la masajista matriculada Paola Kullock, que fundó la escuela de sexo PK, contó que ofrece “clases para mujeres, con o sin pareja” de todas las edades sobre “técnicas de sexualidad y erotismo”, que incluyen desde “cómo masturbar al hombre hasta cómo hacer sexo oral”.

Al respecto, amplió: “Yo no trabajo los problemas sexuales, sino el juego erótico. Lo mío es netamente práctico”. Kullock –que busca “explorar la parte erótica dormida de las mujeres”–, ofrece clases de striptease, masajes, técnicas de seducción y acercamiento, actividades en despedidas de solteros y para parejas que quieren iniciarse en el mundo swinger, entre otras diversas disciplinas.

La institución abrió sus puertas hace seis años y la fundadora hoy destaca: “Hay una apertura (mental) mayor”, aunque reconoció que “el cambio se da poco a poco”. Además, la masajista explicó cómo trabajan en las clases de seducción: “Hay gente que tiene problemas de expresión y comunicación.

Tiene que ver con la capacidad de interactuar. Por eso, tenemos que encontrar dónde está el problema para resolverlo”. Los talleres de striptease, lejos de tanta teoría ortodoxa, se focalizan en lo lúdico. La referente de Tentarte lo graficó como “una clase de gym, pero mucho más divertida”.

En general, esos encuentros comienzan con actividades tranquilas para que las participantes se sientan cómodas y vayan entrando en clima. Por eso, al inicio se proyectan videos con bailes sensuales y se instruye sobre cómo lograr un maquillaje insinuante.

Luego, llega el momento de los hechos: el aprendizaje comienza con “caminatas sugestivas” que van “soltando” a las participantes. Al final, al ritmo sugerente de una música pensada para la ocasión, arman “una coreografía aprendiendo a quitarse las prendas”, completó Stajcer.

Las especialistas coincidieron en que no existen limitaciones de edad para las mujeres que se acercan a aprender. “Vienen desde chicas de 20 hasta abuelas modernas”, reveló la relacionista pública. “Trato de ayudar a las personas sin criticar o juzgar, tengo una mente muy abierta y presto mucha atención a lo que me cuentan. Cuando haces eso, no hay diferencias generacionales”, concluyó Kullock.

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